miércoles, 15 de octubre de 2014

El yin y el yang

Me adentré en este mundo de la macrobiótica por mi empeño en buscar el equilibrio conmigo misma, empecé a leer artículos, blogs y libros para entender mejor esta alimentación; a través de la lectura me fui dando cuenta que eso era lo que estaba buscando, me invitaban a conocer más sobre el yin y el yang, a darme cuenta que todo tiene una causa y efecto, a indagar más sobre hasta dónde puedo llegar con mi mente a través de la alimentación de mi cuerpo, a descubrir las reclamaciones que mi cuerpo me grita.
La alimentación macrobiótica aporta muchos beneficios para nuestra salud y nos ayuda a encontrar esa armonía interior. Mucha gente cree que es una dieta de adelgazamiento, o que somos vegetarianos, pero no es cierto, la macrobiótica es un estilo de vida, una forma de pensar, una manera de entender porqué comemos lo que comemos, nos invita a obtener el equilibrio físico, emocional y espiritual. Esta alimentación se basa en las fuerzas opuestas que se complementan y forman un principio único, se basa en la filosofía oriental del yin-yang, ésta defiende la unión equilibrada de los contrarios. El "ying" singnifica "expansión" y el "yang" significa "contracción". Yin es la noche, el frío, la oscuridad, lo femenino; yang es el día, el calor, la luz, lo masculino. A pesar de ser contrarios son una unidad, es decir, el unos sin el otro no podría existir, por ejemplo: el frío es la falta de calor, no hay luz sin oscuridad y a toda noche le sigue un día. Por lo tanto, todo tiene una causa y efecto, un yin y un yang, de esta forma la alimentación macrobiótica se basa en que tenemos que conseguir el equilibrio entre estas dos fuerzas a la hora de alimentarnos.

En esta alimentación no se prohibe nada sino que se complementa, es decir, eliminamos algunos alimentos no recomendados y los sustituimos por otros más naturales y correctos. En la tabla que os dejo abajo podéis ver que en el extremo yin aparecen sustancias y alimentos como el alcohol o drogas, el azúcar, café... es decir todo lo que nos altera, todo lo que nos expande; en cambio en el extremo yang aparecen alimentos como la sal, huevos, miso, carnes... son alimentos que nos contraen, por ejemplo, un huevo es una unidad que en si sola concentra una cantidad de proteínas equivalentes para 5-6 personas, por lo tanto, el huevo es un alimento muy fuerte, muy contraído. Por esta razón el equilibrio que tenemos que abarcar en la macrobiótica va desde las frutas locales y nueces hasta el pesado y pollo. De esta forma nos queda que los cereales integrales y las algas, raíces y vegetales quedan en el centro de nuestra alimentación.


Debemos incluir en nuestros platos diarios una cantidad generosa de cereales integrales (mijo, arroz integral, espelta, trigo integral...), otra cantidad generosa de vegetales, de estos vegetales parte de ellos debe ser de hoja verde (brécol, escarola, hojas de los rábanos...) y alguna raíz (zanahoria, nabo, chirivía...) y una cantidad más reducida de proteínas (legumbres, seitán, tempeh, tofu, pescado o pollo). También debemos aportar minerales a través de las alga (kombu, wakame, dulse...) y grasas buenas (aceite de oliva, de sésamo, frutos secos...). Si tenemos en cuenta de incluir todos estos nutrientes en nuestros platos de elaboración diaria, empezaremos a descubrir el equilibrio dentro de nosotros.
Para introducir todos estos alimentos "nuevos" en nuestro día a día debemos ir despacio, sin prisa pero sin pausa, ya que si no lo realizamos correctamente podemos sufrir déficit de algunas vitaminas y provocarnos anemia. Por esta razón os invito a viajar por mi blog, a través de los diferentes post de recetas, para ir incorporando estos cereales, algas, vegetales y proteínas e ir dejando a un lado los alimentos que nos dispersan o nos hacen estar agresivos. De esta manera, poco a poco iréis viendo vuestros cambios y que vuestra forma de ver la vida es mucho más positiva y feliz.


No hay comentarios:

Publicar un comentario