lunes, 16 de febrero de 2015

Nuevas tentaciones...

Deseo que tengáis ganas de empezar la semana con muy buen pie y con ganas de aprender un poquito más sobre esta alimentación tan sana y natural. La semana pasada os enseñaba uno de los remedios más conocidos por la macrobiótica y espero que a más de uno el Kuzu-umeboshi le haya solucionado la falta de alcalinidad en la sangre así como los refriados ya que ¡todavía no se quiere ir el frío!
Bien, esta semana quiero presentaros una legumbre que preparé por primera vez esta semana y un cereal nuevo que incorporé a mi despensa, estos son: la soja negra y la cebada.

La soja negra nos ofrece un sinfín de beneficios para nuestro organismo, está demostrado que ayuda a combatir la obesidad por su facilidad en actuar sobre las células que almacenan grasas y facilita el adelgazamiento; y la diabetes de tipo II que gracias a su gran cantidad en fibras controla los niveles de glucosa, evitando así que haya una subida de insulina. Además es un alimento muy nutritivo y fácil de digerir por lo que está indicado para personas con anémia o débiles. También regula el colesterol en sangre y así nos ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares. A parte de todos estos beneficios nos aposta un montón de nutrientes: calcio, magnesio, vitaminas B y E, hierro, potasio, lípidos y yodo.
Como veis, todo son beneficios en cuanto a la soja negra, por eso he decidido incluirla en mi lista de legumbres a preparar para acompañar mis platos. Os dejo la receta básica, para que podáis prepararla y probar dónde la podéis incluir, ya os digo que su sabor es muy versátil y se puede jugar mucho en la cocina con ella.

Elaboración de la SOJA NEGRA:

1 Vaso de soja negra
1 Trozo de alga Kombu
Sal marina
Agua hasta cubrir

Lavamos la soja bajo el grifo y dejamos en remojo toda la noche junto con el alga kombu, para que se hidrate un poco y nos facilite su posterior cocción.
Colocamos en una olla a presión  y cocinamos unos 45-50 minutos. Pasado este tiempo, abrimos la olla (cuidado con la presión) y añadimos la sal a gusto y dejamos cocinar 5-10 minutos más.
Probamos la soja para asegurarnos que están perfectas y ¡ya está lista!
La podemos hacer salteada, guisada con verduritas, cualquier uso que se te ocurra será estupendo!

Soja preparada para llevar a ebullición.
Soja cocinada
En este plato la salteé con zanahoria y puerro, y la acompañé
con quinoa y brócoli y un pelín de chukut
Os tengo que decir que guardé el caldo que sobró de la cocción de la soja negra y después de comer me hice varios días una infusión con él. Ya que ese caldo es muy bueno para depurar y eliminar la grasa abdominal y, de esta forma, aprovechamos todo y no tiramos nada a la basura, porque todo es bueno para nuestro cuerpo ;)

Este es el caldo que sobró, tuve para dos infusiones
Seguimos con la cebada, un cereal que ha quedado en el olvido de nuestra sociedad y contiene muchas más proteínas que el trigo y mucho menos gluten, además es una gran fuente de vitamina del grupo B y vitamina K. Nos ayudan a regular el colesterol evitando la acumulación de grasas en el hígado. Además como nos regula la glucosa en sangre, nos ayuda a proteger nuestro sistema nervioso y nos aporta mucho ácido fólico (para embarazadas es un cereal estupendo).
Se dice que es un alimento estupendo para combatir el cáncer por su cantidad de antioxidantes que ofrece. Es súper digestiva porque contiene mucha fibra, es tónica, diurética, antiinflamatoria, reconstituyente, desintoxicante y antiséptica (entre otras cosas). Tiene un sinfín de propiedades que hace que no quieras dejar de tomarla alguna vez por semana.
Os digo que su sabor es dulce pero es muy versátil en la cocina, así que ¡dejar volar vuestra imaginación para preparar nuevos y nutritivos platos!

Elaboración de la cebada:

1 taza de cebada ecológica en grano
3 tazas de agua
1 puerro
1 calabaza pequeña
Sal marina
Shoyu
Aceite de oliva

Lavamos la cebada y la dejamos en remojo toda la noche. Pasada esa noche, tiramos el agua y escurrimos bien los granos.
Lavamos bien los puerros y cortamos a medias lunas (incluyendo la parte verde) y la calabaza también la cortamos a cubitos.
Saltemos en una olla el puerro con un pelín de aceite y sal unos 4 minutos, luego añadimos la calabaza y cocinamos 1 minutito más. Pasado este tiempo, agregamos la cebada a la olla, añadimos el agua y un chorrete de shoyu. Tapamos la olla y llevamos a ebullición, bajamos el fuego y cocemos 50-60 minutos.
Lo realicé con calabaza porque me apetecía una comida dulce, y así tendría mi glucosa controlada para todo el día, además sacia mucho y estuvo muy rico (¡hasta mi madre se comió un plato!)
Puerro cortado junto con la parte verde
Puerro y calabaza pochaditos
Cebada, agua y shoyu
Así queda nuestro plato nutritivo y sabroso

Os animo a consumir este tipo de alimentos que quedaron olvidados por culpa de la vida moderna, rápida y estresante que nos obligan a llevar por el trabajo o otras preocupaciones. Nuestro antepasados utilizaban la cebada para elaborar pan y cocinar las comidas principales, y eso se fue quedando en el olvido y en macrobiótica queremos recuperar esos alimentos olvidados.

¡Probar, arriesgar y sorprenderos de sabores y texturas nuevas!

Disfruten mucho con la comida preparada con amor ;)

¡Ser felices!


martes, 10 de febrero de 2015

¡Kuzu-umeboshi!

¡Muy buenas!
Os quiero presentar unos utensilios de cocina que me faltaban para tener todo en orden. Os presento a Tawashi y al rallador japonés de jengibre. El primero sirve para poder eliminar las impurezas de los vegetales para poder aprovechar su piel (siempre y cuando estas verduras sean ecológicas) y así cocinar nuestro alimentos con toda su energía, funciona muy pero que muy bien y ¡me he enamorado de él!; y el segundo es un rallador de cerámica que sirve para poder rallar raíces como el jengibre, la raíz de flor de loto (¡qué bueno está su jugo!), funciona super bien, además te ayuda a poder sacar el jugo a estas raíces para aprovechar todo al máximo. ¡ME ENCANTAN!

Este es el conocido TAWASHI

Este es el rallador de jengibre
Os tengo que contar también que he añadido a mi despensa unas cositas nuevas: kuzu, que son como unos copos de color blanco tiza y duros; ciruelas umeboshi, que son ciruelas maceradas en sal (mediante técnica japonesa); bardana y raíz de flor de loto, que son dos raíces muy buenas para desintoxicar y eliminar excesos; soja negra, tiene una de las propiedades de eliminar la grasa abdominal y es una de las mejores variantes de la soja...
Estoy muy sorprendida de las propiedades de todos estos elementos.

Esto es el kuzu
Son como tiza blanca
Ciruelas umeboshi
Bardana (derecha) y flor de loto (izquierda)
El olor que desprende la raíz de flor de loto es ¡adictiva!
Tiene un olor muy dulce y bueno.

Por ejemplo el kuzu con umeboshi y shoyu, es una infusión muy buena para atacar a gripes o resfriados, además de alcalizarnos la sangre gracias a la ciruela umeboshi.

Sólo se necesita:

1 taza de agua mineral
1 cucharadita de té de kuzu
1 cucharadita de té de shoyu
1 ciruela umeboshi

Para su elaboración disolvemos la cucharadita de kuzu en dos cucharadas soperas de agua (la de la taza), añadimos en un cazo la mezcla junto con el resto de agua y la carne de la ciruela umeboshi (el hueso también). Llevamos a ebullición y, removemos hasta que se hace como una gelatina transparente (o rosácea), añadimos entonces el shoyu y cocinamos 1 minutito más. Lo tomamos caliente, caliente.

Ponermos el kuzu en un cazo
Disolvemos el kuzu con la ayuda de agua
Agregamos el agua sobrante y la ciruela
Calentamos hasta estar transparente y añadimos el shoyu
Está riquísimo y ¡en las mañanas de invierno viene muy bien!

Por cierto, ¿Habéis probado alguna vez los cardos? El otro día mi suegra me ofreció cardos y me dió la idea de poder hacerlos gratinados. Ese mismo domingo me puse de cabeza en la cocina y decidí intentar copiar una receta básica de leche y nata y maicena por una más macrobiótica y natural.
Bien, pues hice una bechamel de coliflor que me quedó muy rica según VM y la vertí por encima de los cardos y los gratiné con la ayuda del horno.

Para ello necesitamos:

1 bote de cardos limpios en conserva (caseros y sin nigún aditivo, azúcares, ni conservantes)
1 cebolla (utilicé cebolleta tierna)
250 gr de coliflor (también añadí un poco de brócoli)
80 ml de leche vegetal (en mi caso utilicé bebida de arroz)
1 pizca de nuez moscada

Troceamos la cebolla y la yanguinizamos (pochamos) con sal y aceite en una olla, de esta forma nos aporta su dulzor natural y nos queda una crema más sabrosa y dulzona. Una vez pochada, añadimos la coliflor y brócoli (soy muy de usar las sobras de la nevera, y ese domingo sólo me queda un trocito de coliflor y sustituí lo que faltaba por brócoli). Añadimos agua hasta cubrir y hervimos 25-30 minutos.
Pasamos nuestra salsa por la batidora y añadimos poco a poco la leche vegetal hasta obtener la textura que necesitamos (puede ser que no añadáis toda la leche o que necesitéis más). Rectificamos de punto de sal y añadimos la nuez moscada si queremos.

Pochamos la cebolla
Añadimos la coliflor y el agua
Trituramos y añadimos la cantidad de leche que necesitemos

Una vez tuve la bechamel de coliflor lista, puse los cardos sobre una bandeja apta para horno y vertí la crema por encima de ellos, cubriéndolos. Los llevé al horno 180ºC unos 15 minutos aproximadamente y listo. ¡La última foto es que no me dio tiempo a hacerla antes ya que a VM le corría prisa probarlos! (Jajaja) Os aseguro que triunfaréis con esta receta.
Cardos limpios y sin ningún aditivo
Cubrimos los cardos con la bechamel
Después de gratinados

Pronto quiero hacer alguna entrada con recetas con bardana y raíz de flor de loto. Espero poder compartir con vosotros muchas más recetas y vosotros conmigo también.
Espero vuestra opinión sobre estas dos recetas.

¿Habíais probado alguna vez el kuzu-umeboshi?


¡MUY FELIZ SEMANA!